Leyenda de La Siguanaba
Leyenda de La Siguanaba
La Siguanaba (del quiché Siguan barranco, abismo Waná Hermana y B'a Espectro) es un ser mitológico en forma de mujer fantasma de hermoso cuerpo, que al mirarla de cerca su rostro tiende a cambiar de su hermosura a una cara horipilante; siendo un ser que se les presenta a los hombres que son infieles.
Según el relato cultural, aparece regularmente en las áreas donde no hay mucha infraestructura, especialmente en los basureros y barrancos, a donde lleva a los hombres enamorados de ella y los hace caer haciendo que pierdan la vida y el alma a favor de ella. Es parte importante del folklore y mitología salvadoreña.
La palabra Siguanaba viene del nahuat cihua que es mujer y nahual que equivale a espíritu, fantasma, alter ego. En esta versión, la aparición se presenta como una bella joven que atrae a los hombres cerca del agua y cuando los tiene a su alcance se transforma en una visión horripilante.
Originalmente llamada Sihuehuet (mujer hermosa), tenía un romance con el hijo del dios Tláloc, del cual resultó embarazada. Ella fue una mala madre, dejaba solo a su hijo para satisfacer a su amante. CuandoTláloc descubrió lo que estaba ocurriendo maldijo a Sihuehuet llamándola Sihuanaba (mujer horrible). Ella sería hermosa a primera vista, pero cuando los hombres se le acercaran, daría vuelta y se convertiría en un ser horrible.
El dios la condenó a vagar por el campo, apareciéndose a los hombres que viajan solos por la noche. Dicen que es vista por la noche en ríos, lagos así como en otros lugares con agua, lavando ropa y siempre busca a su hijo el Cipitío, al cual le fue concedida la juventud eterna por el dios Tlaloc, como sufrimiento para ella.
Según lo que cuenta la leyenda, todos los trasnochadores están propensos a encontrarla. Sin embargo, persigue con más insistencia a los hombres enamorados, a los Don Juanes que hacen alarde de sus conquistas amorosas. A estos, la Siguanaba se les aparece generalmente en cualquier estanque de agua en altas horas de la noche, o a orillas de ríos según otras versiones. La ven bañándose con guacal de oro y peinando su hermoso cabello negro con un peine del mismo metal, su bello cuerpo se trasluce a través del camisón.
Dicen las tradiciones que el hombre que la mira se vuelve loco por ella. Entonces, la Siguanaba lo llama, y se lo va llevando hasta un barranco. Enseña la cara cuando ya se lo ha ganando, su rostro se vuelve como de muerta y putrefacto, sus ojos se salen de sus cuencas y se tornan rojos como si sangraran,su antes tersa y delicada piel se torna arrugada y verduzca, sus uñas crecen y suelta una estridente risa que paraliza de terror al que la escucha.
Para protegerse de este ser y no perder su alma, se debe morder una cruz o una medallita y encomendarse a Dios. Otra forma de librarse del influjo de la Siguanaba, consistirá en hacer un esfuerzo supremo y acercarse a ella lo más posible, tirarse al suelo cara al cielo, estirar la mano hasta tocarle el pelo, y luego halárselo. Así la Siguanaba se asustaría y se tiraría al barranco. Otras versiones también dicen que debe agarrarse de una mata de escobilla, y así, cuando ella tira de uno, al agarrase la víctima de la escobilla, ella siente que le halan el pelo. Esta última práctica es más efectiva, ya que es el antídoto propio que contrarresta el poder maléfico de esta mujer mágica.
Un método funcional al observar a una mujer en el río sin saber si es la Siguanaba, consistiría en gritar tres veces seguidas: "No te vas a ir María pata de gallina"; si es la Siguanaba se asustará y se lanzará al barranco, si no era ella solo te dirán que eres un loco.
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